¿Quién fue José Ber Gelbard? Del la gran biografía de María Seoane "Gelbard. El burgués maldito" (Prólogo):
"En los años cincuenta, (Gelbard) demostró su condición de líder
político y gremial de los empresarios del interior durante el gobierno
de Juan Perón, y de su mano fundó la Confederación General Económica
(CGE), que agrupó a la pequeña y mediana burguesía nacional a partir de
la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, Gelbard no fue sólo un empresario. Llegó a interven
ir
en acontecimientos políticos decisivos como uno de los más secretos y
efectivos lobbistas de la historia argentina contemporánea: fue el
principal hacedor del pacto Perón-Lanusse en 1972; el último —y el
preferido— ministro de Economía de Perón, entre 1973 y 1974; uno de los
genios financieros del imperio económico montado por el comunismo
argentino; un hombre confiable para los servicios secretos israelíes
(Mossad), para el Departamento de Estado norteamericano y para el
Kremlin; un amigo de Fidel Castro y de Salvador Allende; un protegido de
los Kennedy y un opositor de Henry Kissinger y Richard Nixon; un aliado
de Menem, de Balbín, de López Rega y de Montoneros, y un enemigo de
Martínez de Hoz; un perseguido por la Triple A y una víctima de Videla,
Massera y Suárez Mason.
En medio de esta multiplicidad de nexos, de
convicciones, de intereses, Gelbard fue un paradigma de la burguesía
argentina: construyó su fortuna con el estilo propio de los empresarios
nativos, fueran pequeños o grandes, pro-norteamericanos o
nacionalistas...
Pero a diferencia de lo que sucedió con la gran
burguesía industrial y terrateniente argentina, que ya adhería al
fundamentalismo de mercado en los años sesenta y setenta, Gelbard
prefirió las alianzas con la sociedad civil al vicio autoritario de
recurrir a los cuarteles. Eligió apostar al desarrollo del mercado
interno, criticar la alta concentración de las riquezas y la inequidad, y
defender un modelo de país industrializado sin exclusiones. No hubo, en
esa apuesta de Gelbard, ambigüedad ni secreto. Sí recurrió al secreto,
ya fuera por razones ideológicas o por beneficio personal, cuando trató
de cubrir los rastros que hubieran permitido revelar su verdadera
identidad política.
No fue el poder del dinero lo que transformó a
Gelbard en un protagonista singular y central de la política argentina,
sino su proyecto político y económico de llevar al poder a la burguesía
nacional, industrialista e independentista. Los militares y los civiles
que asaltaron el gobierno en 1976 no lo persiguieron como a un evasor
sino como a un enemigo político, condenado al destierro y a la muerte en
condición de apátrida."