Ficcionario de Horacio Altuna
(con mi debido respeto)
GÁLVEZ DE MADRUGADAGálvez se levantó de madrugada, le había puesto demasiada sal a la milanesa y a las papas fritas de la noche anterior. Y estaba muerto de sed (esta frase después será una metáfora) Su aliento apestaba a bañacauda del jueves con exceso de ajo. Se miró en el espejo del botiquín del baño y automáticamente tomó el cepillo de dientes e inició el proceso: cepillarse, cepillarse, cepillarse... como cada mañana de su rutinaria vida. Le encantaba mirarse al espejo mientras ejercía la función: hacia arriba, hacia abajo, más al fondo, al costado, para adelante, etc. Comenzó a verse medio borroso y se restregó los ojos, mientras sostenía el cepillo de dientes, apretado con los labios. La imagen no cambió, pensó en el cansancio y en la botella de tres cuartos de tinto “El Relincho” Jahh!! volvió a la acción de cepillar y así paulatinamente, mientras se cepillaba, su rostro se fue desvaneciendo cada vez más.
Finalmente lo único que quedó de su propia imagen, fue su dentadura y el cepillo de dientes que se seguía moviendo solo, como en un acto de magia. Le sorprendió bastante ver un par de muelas con horribles tapaduras negras y decidió que era el momento oportuno para arrancarlas. Y como lo único que veía eran sus dientes, pensó, mejor pocos (menos dientes) pero perfectos. Tomó una pinza de mango rojo y forcejeó, hasta dejar sólo los dientes sanos.
CONTINUARÁ...
Edu BB Videla (c) 2002