LA MANO
la mano buscó la grieta
trepó la hendidura
acarició la loma
y navegó columna hacia arriba
por la bella espalda
hasta quedar prisionera
entre los cabellos
de la mujer montaña
allí fue cuando vio
a la dulce y lasciva boca
lamer el pezón erizado
extasiado de encanto
la mano
sintió envidia de la boca
podía tocar
podía acariciar
pero no podía
no sabía besar
después el amor fue pleno
los labios de la generosa boca
humedecieron de besos
el dorso tibio de la mano
y cada uno de sus dedos
delicada sabiamente
y fue entonces
que la mano embelesada y ardiente
se enamoró.
Edu BB Videla © 2000