
La leyenda de Damon y Pitias
Damon y
Pitias (Pythias) eran grandes amigos desde su infancia. Confiaban plenamente entre
sí, como hermanos y no había nada que no pudieran hacer por el otro. Como bien cuenta
la leyenda, esta férrea e incondicional amistad fue puesta a prueba.
Ambos eran
filósofos pitagóricos que vivieron
alrededor del siglo IV en Sicilia, época en la que gobernaba el rey Dionisio I conocido como el tirano de
Siracusa. El mismo que dio lugar a la conocida historia de la espada de Damocles.
(pero esa es otra leyenda)
Pitias estaba dando en la ciudad
una serie de discursos. En ellos abogaba por que ningún tirano era un rey
digno, y que ningún hombre debía tener un poder ilimitado como al que hasta
ahora tenían los reyes de Siracusa.
Indignado
al enterarse de esto el rey decidió terminar de manera tajante la situación, pero
el joven filósofo no pensaba cambiar de idea, pues en su defensa sostuvo
-Solamente
digo la verdad.
Entonces
el tirano decidió condenar a Pitias a muerte por conspiración contra el rey,
creyendo que este le suplicaría por su vida, pero en lugar de esto dijo
-No me
arrepiento de nada. Lo único que pido es que me dejen volver a mi hogar para
despedirme de mi mujer y poner en orden mi vida familiar antes de morir.
El rey no
se fiaba de dejarlo libre. En este instante salió al paso de la conversación
su amigo Damon, que había acompañado a Pitias a escuchar la sentencia, y
se ofreció a ocupar el lugar de su amigo como prisionero, y a ser ejecutado
si este no volvía en el plazo acordado. Confiaba tan ciegamente en su amistad,
que le dijo al rey que no habría problema, debido a que este volvería antes de
que terminaran con su vida. Finalmente el rey, aunque sorprendido, asintió y
aceptó la propuesta.
Pasados
unos días de la marcha de Pitias, Dionisio se acercó por la cárcel donde se
encontraba Damon. Buscaba ver si este había caído en la desolación al ver que
su amigo no regresaba. Sin embargo se encontró lo contrario.
-Confío
totalmente en que mi amigo volverá. Quizás el motivo de su retraso… lo que le
ha impedido llegar, es simplemente una causa de fuera mayor, pero estoy seguro
de que regresará antes de que me maten.
Llegó el
día de la ejecución y Damon fue llevado al cadalso. Dionisio le recibió riendo
y burlándose, pero de nuevo encontró una respuesta que no esperaba.
-¿Qué
piensas de él ahora?
-Es mi
amigo, confío en él.
En ese
mismo momento las puertas se abrieron y apareció Pitias. Exhausto, con la ropa rota y
herido, pero tal y como había prometido, antes de la hora de la ejecución. Al
parecer según contó a su amigo, su barco se había hundido en una tormenta, y
posteriormente unos bandidos le habían atacado, cuando a duras penas volvía
caminando a Siracusa. Pero ni esto le había detenido para llegar a donde debía
estar y cumplir con su sentencia de muerte.
El Rey
Dionisio, se quedó atónito, se le corrieron las lágrimas ante la muestra de
amistad que acababa de presenciar entre aquellos dos jóvenes. Tuvo que
rendirse a la evidencia de lo que acababa de presenciar y conmovido todavía,
revoco la sentencia que condenaba al joven Pitias a muerte e inmediatamente
dio la orden que los liberaran a ambos.
Tras
esto, pidió a los jóvenes que por favor le enseñaran ese significado de la
amistad, y que les permitiera ser el tercero de ellos. Pero estos se negaron a
aceptar a Dionisio como amigo.
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