ENCUENTRO
CON BUKOWSKI
Estaba sentado
en un bar en el Height de San Francisco, más precisamente en CHA CHA CHA, donde
se come una comida caribeña de lujo. Me gusta sentarme mirando hacia la puerta,
por estos lugares uno siempre suele ver algún viejo amigo. Estoy pensando
justamente en esto y como hermanos mellizos entran uno detrás del otro. El
primero con su eterna pinta de zaparrastroso el viejo Chinaski e inmediatamente
detrás suyo el aún más viejo y desaliñado Bukowski. Me saludan al unísono
levantando las manos y ambos se dirigen hacia mi mesa en el fondo del bar.
Conociendo el paño le hago una seña a la moza que en este caso se trata de una
muy buena moza. Los dos la miran cuando viene hacia nosotros, con su faldita
extremadamente corta y su chaleco ajustado y su camisa clara desprendida, que
insinúa el nacimiento de sus pechos generosos. Camina meneando la cadera como
si estuviera desfilando (sabe que la observamos). Llega hasta nuestra mesa se
inclina un poco entre mis dos viejos amigos y con vos de locutora de FM
pregunta:
-
¿Qué van a tomar?
Yo pienso dos cervezas y dos baberos, pero sólo digo:
-
Dos cervezas.
A Hank lo empujo con afecto hacia el respaldo de su silla y le pregunto:
-
¿Estás escribiendo algo?
Y él reacciona y me contesta esforzándose por volver a la realidad, se
pasa las manos por los ojos como queriendo desprender de la retina el bello
cuerpo de la mesera:
-
Lo de siempre historias de un viejo
mujeriego, dedicado al sexo y a la bebida.
Mientras lo escucho pienso interiormente, esta chica sabe lo que hace y
con su acción ya ha incrementado notablemente su propina. Charles reacciona
como un gemelo y como adivinando mi pregunta me dice:
-
Lo de siempre historias de un viejo
escritor borracho cuya única pasión son el juego, el licor y las mujeres. Y hablando de eso, dice Hank mientras me mira:
-
¿Que te parece si nos damos una
vuelta por el hipódromo?
-
Buena idea, dice Bukowski como si le hubiera preguntado a él.
-
No estaba hablando contigo, pero
por supuesto también puedes venir.
Los interrumpo diciendo:
-
Lo siento amigos pero estoy
esperando una dama y les digo que no cambiaría a esta mujer por ningún noble
equino sea cual fuere su sexo.
-
Sobre todo si hay que correr detrás
suyo, comenta Charles mientras se ríe desparramado en la
silla.
-
Creo que tendré que correrla un
poco, pero no tanto como a un caballo de carreras.
Termino diciendo mientras me río y todos soltamos a la vez una feroz
carcajada. El resto de la gente que hay en el bar nos mira con desaprobación,
pero no nos importa.
-
¿Y esta niña no tendrá un par de
buenas amigas que nos hagan compañía?
Pregunta Chinaski ansioso esperando sólo un sí por respuesta.
-
Me imagino que sí, le digo, pero no
es lo que había pensado.
-
Oh! Vamos, sería divertido, se anima Charles. Aunque este viejo pecaminoso tendría que renunciar
a ir a ver a sus potrancas.
-
No soy tan tonto, dice Chinaski, y sé diferenciar muy bien los favores de una dama de
los de una yegua, aunque a veces no niego tengan actitudes similares.
Todos reímos de nuevo.
En eso veo entrar a mi dama, alta, pelirroja, exuberante, de carnosos
labios sensuales. Los dos me miran y automáticamente alertados por mi silencio
giran sus cabezas hacia la puerta. Helena nos ve y sonríe, esa es su mejor
carta de presentación y sin vacilar camina hacia nosotros. Hank silba como un
lobo en celo y me dice casi susurrando:
-
Me imagino que tendrá un par de
bellas hermanas.
Asiento sonriendo, pero estoy un poco nervioso. Nunca se sabe como
reaccionarán estos buitres, delante de una mujer hermosa. Pongo en mi máscara
mi mejor sonrisa, beso a Helena mientras la tomo de las manos y los presento:
-
Helena, ellos son nada más ni nada
menos que Charles y Hank dos buenos amigos que ya están por irse.
Helena les tiende la mano, Charles más correcto se levanta y con sus dos
manazas tapa por completo la delicada mano de mi bella compañera. Hank se
levanta y cuando toma la mano de Helena la atrae hasta sí y le estampa un
lascivo beso en la mejilla. Ambos la están desnudando con los ojos y mientras
la saludan los dos se miran y luego me miran desconcertados. Pero Hank es un
viejo zorro y haciéndole una guiñada a Helena y sin soltarle la mano comenta:
-
Justamente hablábamos con Ed (ese es mi nombre) lo bueno que sería salir todos juntos a
divertirnos.
-
Ahora caigo, dice Helena, usted es Henry Chinaski! Estoy leyendo un libro suyo,
me fascina.
Y mirando a Bukowski se toma el rostro con las dos manos y dice:
-
Y usted... usted es nada menos que
Charles Bukowski acabo de leer un artículo sobre usted en el diario y salía su
foto, Oh! No puedo creerlo, claro que se ve mucho más joven en persona. Oh! Ed
ellos son tus amigos y no me habías dicho nada. Pero mira que eres eh?
La historia comenzaba a dar un giro rotundo, yo un escritor de quinientos
a la semana, casi desconocido a punto de tener un affair con una de las mujeres
más hermosas que había conocido, estaba al límite de tener que disputarla con
estos dos viejos y hambrientos lobos.
-
¿Tienen pareja para acompañarnos?
Preguntó
inocentemente Helena.
-
No, titubeó
Hank, cosa que me extrañó de sobremanera.
-
No precisamente, aclaró Bukowski ¿Qué propones?
-
Este bueno, dudó Helena, yo podría hacer algunas llamadas.
-
Excelente, la interrumpió Chinaski.
-
Qué buena idea! Reafirmó Bukowski.
-
Estoy perdido, mascullé entre dientes, pero nadie me escuchó. Sólo mi ego
malherido ardió de rabia y retumbó mi enojo en las paredes internas de mi ser.
Ya sabía lo que pasaría, irremediablemente terminaríamos todos borrachos
envueltos en una orgía inigualable. Acabaríamos por cambiarnos de parejas y
después de esto no volvería a ver a Helena, una mujer inteligente y hermosa que
me importaba más allá de una encamada...
***********
... de pronto
alguien me toma del hombro, vuelvo en mí, como de un pesado sueño, es mi
querido amigo Pepe, que es escultor y vive en la Misión, el barrio latino de
San Francisco. Así dentro del ruidoso bar vuelvo a la vida y sonrío, Pepe ríe
conmigo y me dice sin soltarme el hombro:
-
¿Te habías quedado dormido o estabas soñando?
-
Mas bien era un mal sueño, un
imposible (Bukowski es Chinaski. Helena no vendrá, terminamos
ayer). Te invito una cerveza...
A Charles Bukowski, una
mariposa efímera en la noche.-
EDU BB VIDELA (c) 2004
3 comentarios:
Este cuento tb está dedicado a mi amigo PP q es uno de los protagonistas y de alguna manera lo inspiró. PP murió esta semana... el tiempo no para
Para Ana Cravotta amiga del Face a quien le gusta Bukowski
empezó a ser él a los 50 viste? te recomiendo este "lo que más me gusta es rascarme los sobacos". es buenísimo querido & viejo lobopoeta.. te quiero. abzs.
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